El silencio habla en tu vida y el aire se enamora de tu sonrisa y se respira un anhelo de justicia y de esperanza que resplandece en la cerilla que juntos mantenemos encendida
Durante un santiamén, la tierra enmudeció, y el cielo vino a ser un infinito empeño: bienvenido, mi pequeño.
Ahora que logro soñarte dormidito en algodones, no puedo dejar de nombrarte. Teje sueños de primavera porque sólo el amor queda.
En la blancura de tus alas, amor se lee un verso de esperanza. Vuela alto, sin dobleces, sin temor, porque en esta noche fría, noche negra nos ha nacido un sol de primavera...
El viento orienta la veleta, la tarde está al caer; la mirada extraviada, gira que gira, sin meta.
¿A dónde el viento la llevará? Raíces aparentes, sin tierra; pisadas retorcidas, sin memoria, historias de sombra negra.
El viento, reta que reta, sobre castillos de arena, y el alma sitiada, en ruina, gira que gira, sin meta.
¡ Y tú, mirada !, ¿vendrás? ¿Vendrás al caer la tarde? ¿Vendrás con pies descalzos, y pisada firme a sincerarte?
Sí, vendrás con cantos de vida, esperanza para el caminante. Vendrás, porque nunca marchaste; tan solo mi corazón arrogante echó cerrojo, no dejó cobijarte.
Y ahora, tú, corazón, mueres por sentirte vivo. Corazón afortunado, una mirada limpia, vale la pena, porque toda la sangre del mundo corre que corre por tus venas.