10 abril 2006

A la NIÑA ESCLAVA





Yo quiero ser sincero conmigo.
Lloraban sus ojos verdes
ríos de lágrimas, a mares lloraban.
Lloraban sus negras penas.
Lloraba la niña esclava.

Yo quiero ser sincero contigo.
La pequeña lloraba acurrucada,
lágrimas verdes, color esperanza.
Lloraba su cuerpo entero.
Lloraba la niña esclava.

Yo también quiero llorar contigo.
Lloraban sus manos negras,
lloraban sus heridas amargas,
lágrimas rojas, color justicia.
Lloraba la niña esclava.

Amigo, ¿quieres ser sincero contigo?
Lloraban sus manos rojas,
lloraban en tu corazón de piedra.
Lloraban sus ojos verdes,
Dios quiera que no se pierda.

Gota a gota en tu corazón lloraba.
Lloraba en tu corazón sincero.
Lloraba sobre piedra que se partía.
Lloraba en tu corazón amigo.
Lloraba y daba vida mientras moría.



Francisco Sandalio

La SANGRE del INOCENTE



Anoche Soñé
que los vientos no soplaban,
que los niños no reían,
que las aves no volaban,
que los hombres no sentían.

Anoche soñé
con un mundo cruel;
Y a la luz del día,
no desperté;
Y a la luz del día
me pregunté:
¿Dónde la vida?
¿Dónde la fe?
Cuando a los niños matamos;
Cuando a los cantos callamos;
Cuando los hombres no luchamos;
Cuando los hombres no amamos.

¿Dónde la vida?,
¿Dónde la fe?.
Cuando la sangre del pobre
se roba, se vierte;
Cuando se compra y se vende
el sufrimiento del inocente.
Cuando la vida no vale nada
y la guerra esta presente.

¡Maldito mercader de la muerte,
todo hombre indiferente,
insensible a tanto dolor!
porque niega al Dios de la Vida,
porque niega al Dios del Amor.



Sandalio Alamillo



09 abril 2006

LAMENTO del NIÑO ESCLAVO


En solidaridad con los más de 400 millones de niños esclavos



En las tardes duelen mucho las manos
Se rajan. El frío quema"
Se lamenta Nestor. Un niño esclavo,
Minero, curtido de amargas penas.


Las manos encallecidas, los pies descalzos,
Las aguas estridentes, acuchilladas bajan.
Se hizo el silencio. No recuerda sus años;
desde muy pequeño se hunde en las aguas.


¿Quién prestará su voz a estos niños?
¿Quién los librará de estos clavos?
¿Quién tendrá la vergüenza, amigo,
de luchar por los niños esclavos?


Mirándome de frente sin pestañear,
Dijo, con profundos y sonrientes ojitos:
"no sé cuánto gano". No podía descansar
y su paga es la de un panecito.


Engañados, arrojados en este infierno,
En las garras que devoran sus vidas,
Cementerios clandestinos llenos,
Si quieren escapar les asesinan.


¿Quién prestará su voz a estos niños?
¿Quién los librará de estos clavos?
¿Quién tendrá la vergüenza, amigo,
de luchar por los niños esclavos?


Son ya legión los niños esclavos:
mineros, prostitutas..., millones de niños
que en su tierna infancia son crucificados
en campos de concentración, de exterminio...


Sin que lo sepamos sufren diga y noche
en los pozos negros condenados,
trabajando para nuestro derroche
en las profundas tinieblas torturados.


¿Quién prestará su voz a estos niños?
¿Quién los librará de estos clavos?
¿Quién tendrá la vergüenza, amigo,
de luchar por los niños esclavos?


Francisco Sandalio


11 de MARZO

En recuerdo de todas las víctimas del terrorismo y la violencia.
En el segundo aniversario del atentado del 11M en Madrid




Tras el diabólico estruendo
Entre amasijos de hierro quedaron atrapados,
carbonizados, esparcidos por el andén...
El niño asustado pregunta:
¿Mamá nos vamos a morir?


El olor a azufre impregna el viento
que trae la malanueva de corazones mutilados...
de cuerpos desnudos, destrozados.
¡Qué macabro espectáculo de sangre!,
¿Mamá nos vamos a morir?

Segundos eternos de ensordecedor tormento,
los que caen son pisoteados,
la gente escapa despavorida.
¿Tengo ojos?¿Tengo cara?
¿Cómo estoy?¿Qué me falta?

¡Maldito mercader de la muerte!
Todo hombre indiferente
insensible a tanto dolor
porque niega al Dios de la Vida
porque niega al Dios del Amor

Todo envuelto en humo negro,
hecha jirones la piel de la gente,
los cuerpos esparcidos, despedazados.
El tren vivió el infierno aquí en la tierra.
¿Y mamá?, ¿Dónde está máma?

No lo olvidaré nunca, compañero
gritaba un emigrante. ¡Sacamos a un niño
y se nos ha muerto en las manos!.
¿Por qué tanta barbarie?
¿Por qué, Señor?

Tras la infernal explosión
la manos de ángeles llegaron
Cuanta más negra era la noche
más generosa fue la entrega...
Y trabajaron a destajo
hasta caer rendidos, exhaustos.

¡Maldito mercader de la muerte!
Todo hombre indiferente
insensible a tanto dolor,
porque niega al Dios de la Vida,
porque niega al Dios del Amor

¡Oh recuerdos que estremecen!
¡Oh dolor que atormenta cada noche!
En esta hora cero de la memoria,
en esta hora cero de la inocencia.

Y en la memoria solidaria de los pueblos,
en el crisol del mestizaje
de tanta sangre derramada, de tantos pueblos,
que este dolor se convierta en virtud
para luchar por un mundo justo,
más repirable y fraterno.

Atocha, El Pozo y Santa Eugenia
las tres estaciones de la muerte:
Madrid está de luto.
Familias como la tuya, la mía, destrozadas.
¿Tendrán los asesinos familia?
¡Cain ¡¿Qué has hecho de la sangre de tu hermano?

Dales, Señor, el descanso eterno
y brille sobre las víctimas la luz eterna.


Francisco Sandalio





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